El trabajo que aquí presento, que tiene todo lo que es mío y algo de fado, ha llevado nueve meses de creación y otros tantos años de razones para comprender por qué el fado se ha quedado en esta boca.
Todas las Horas son Viejas parte de la necesidad de calmar las dudas que me han atado a esta música y que sólo el corazón entiende. Llegar al fado fue una de esas cosas milagrosas que pasó en mi vida allá por el año 1998. Era todo lo que necesitaba. Como quien descubre que el mundo está delante. Me entregué a él. Descubrí que soy una cantante de las calles. Ahí es donde yo
recojo, me retuerzo y muestro lo más íntimo de mí que sólo consigo mostrar cuando canto. Después llegó el flamenco, al tango, el jazz…el resto de las músicas. Todo ello como la escuela que mi cante necesitaba.
El riesgo de este trabajo me exigía irme hasta Lisboa para que fuera limpio, sincero, de corazón. Cantar mirando a los ojos a ese mar lleno de saudades. Ha habido muchos días duros. El fado es sagrado y yo temblaba sólo de pensarlo, pero nunca en mi vida he sentido tanta fuerza, tanto compañerismo y tanto amor. Me he liberado, desnudado y aquí está todo y más de mí.
El disco contiene once fados tradicionales de Lisboa. Las letras son originales y escritas en español por el famoso letrista portugués Tiago Torres da Silva. Con el enorme talento de la literatura hecha canción, ha conseguido desnudar mis sentimientos, entrar sin permiso en mi vida y arañarla en el papel.
Es un honor contar con Carlos Bica al contrabajo en estas canciones, a la batería y percusión, el uruguayo Guillermo McGill, al acordeón, el también pianista Filipe Raposo. Por último, y de grandísima importancia, la guitarra del conocido José Peixoto. Él es una de las claves de este trabajo. Su identidad está en cada una de las notas que aquí se escuchan y me acompañan. Todos los arreglos de este disco son suyos, con la elegancia y la delicadeza que el proyecto exigía. Ha sido un trabajo de piel contra piel, todo nuestro, todo expresamente concebido, creado para la ocasión y respetando la historia del fado, porque así lo hemos sentido. No hay guitarra portuguesa en estos once fados cantados en español. Ésta ha sido una de las decisiones más importantes: si la hubiera, probablemente no tendríamos nada nuevo que ofrecer y nunca hubiera existido la realidad mágica y única en la que se ha convertido este disco.
Portugal me ha abierto sus puertas, sus saudades, su Tajo y su Alfama. Yo ahora quiero devolverle la llave, que es sólo suya, y quiero darle las gracias por comprender que esto no era un capricho. Es el principio de una vida en la que cuento todo lo que llevo dentro. En este caso, son fados tradicionales con palabras que conozco, con las palabras de mi tierra, que hablan del destino, de mi destino, de mi Fado.
Maria Berasarte
Um comentário:
Precioso. Sentimiento puro. Obrigado
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